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miércoles, 23 de enero de 2013

La economía del bien común

“La actual forma de la economía, la economía de mercado capitalista, ha creado un peligroso escenario de crisis: burbujas económicas, desempleo, repartos desiguales, crisis climáticas y de energía, hambruna, crisis de consumo, de identidad y de la democracia. Todas estas crisis están relacionadas entre sí, tienen una raíz común, que no es otra que el incentivo central de nuestro sistema económico: la ambición por el beneficio y la competencia.” De esta manera Christian Felber, autor del libro y fundador del movimiento ATTAC, comienza con pasión y audacia a marcarnos un posible camino para entender una realidad socioeconómica llena de costumbres inconscientes y de mitos falsos y poder derribar desde dentro los pilares de la economía y la cultura capitalista (estructuras y superestructuras marxistas).

Bien es verdad que la portada del libro que anuncia la superación de la dicotomía entre capitalismo y comunismo para maximizar el bienestar de nuestra sociedad, contiene un mensaje en principio excesivamente altisonante y arriesgado dada la empresa a acometer, pero la elaboración de su contenido y la exposición de causas, consecuencias e ideas programáticas para superar ambos modelos fallidos no dejarán indiferente a nadie, por lo que merece la pena echarle un buen vistazo.

El resumen programático de su modelo viene a resumirse en estos puntos que a continuación detallo:
- La economía del bien común se basa en los mismos valores fundamentales que aseguran el éxito de nuestras relaciones: confianza, aprecio, cooperación, solidaridad y voluntad de compartir. En disonancia con el lema hobbessiano “Homo homini lupus”.

- En el marco legal de incentivos de la economía la búsqueda de beneficio y la competencia se transforman en esfuerzo hacia el bien común y la cooperación.

- El éxito económico no se mide con los indicadores de valores de cambio (monetarios), sino con indicadores de utilidades (no monetarios). Cambiándose el balance financiero por el balance del bien común. Las empresas con un buen balance del bien común consiguen beneficios legales.

- El beneficio financiero pasa de fin a medio, por lo que se penalizan las inversiones en los mercados financieros, las adquisiciones hostiles de otras empresas y el reparto de plusvalías a personas que no trabajan en la empresa, como ocurre ahora con los socios accionistas.

- Todas las empresas se liberan de la obligación general de crecimiento y de adquirirse unas a otras.

- Se limitan las desigualdades de ingresos y riquezas mediante debate y por decisión democrática. Así mismo se limitan las cantidades económicas en sucesiones y donaciones, y sus excedentes pasan a engrosar un “fondo intergeneracional” para redistribuirlo entre todos los descendientes de la generación siguiente.

- Las grandes empresas, a partir de un tamaño a determinar, traspasan los derechos de voto y la propiedad parcial y gradualmente a los empleados.

- Las empresas públicas colectivas de sectores como la educación, la salud, los servicios sociales, la movilidad, la energía y la comunicación serán “Bienes comunales democráticos”.

- Erradicación de los mercados financieros y creación de una “banca democrática” controlada por el pueblo soberano, no por el Estado.

- Establecimiento de una cooperación monetaria mundial con una moneda global para el comercio económico internacional, y puesta en marcha de una “zona de comercio justo”.

La naturaleza no puede ser propiedad privada, y el uso de la tierra estará sujeto a requisitos ecológicos y a la prohibición expresa de acaparamiento y especulación inmobiliaria.

- El objetivo económico a nivel global ya no será el crecimiento, sino la reducción de la “huella ecológica” a una cota sostenible.

Reducción de la jornada laboral e inclusión de un año sabático cada 10 años laborales financiado por una renta básica temporal.

- Complementar la democracia representativa con la democracia directa y participativa: el pueblo soberano debe poder corregir a sus representantes, decidir por sí mismo las leyes, modificar la Constitución y controlar los sectores estratégicos.

- Construcción de un nuevo sistema educativo orientado a valores de cooperación, educación emocional, ética, habilidades sociales, conocimiento de la naturaleza…

- Y, por último, un revolucionario cambio en las cualidades de liderazgo en las que se prime el sentido de la responsabilidad social, las capacidades de empatía y compasión, la sostenibilidad a largo plazo, y la búsqueda permanente de la participación.    

El resultado no es un mitin político ni una hoja de reclamaciones. Tampoco es un manual económico ni una hoja de ruta. Se trata de un libro que trata de temas complejos con un lenguaje sencillo, de fácil digestión pero que puede dejar un gran poso. Quizás, quien sabe, incluso pueda provocar el peligroso deseo de crear un mundo nuevo e insuflar suficientes fuerzas como para comenzar a cumplirlo desde nuestra órbita más cercana.

2 comentarios:

  1. como la vida misma,vive y deja vivir,para qué más ??

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  2. Una utopía como cualquier otra, pero esta bien. Al menos soñar es gratis. (de momento)

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