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lunes, 23 de febrero de 2015

Comedores escolares: la línea fría y su impacto negativo en el medio rural

Fotomontaje
Por Burgos Dijital

No nos hemos olvidado del asunto de los comedores escolares y la pretensión de la Junta y de la Dirección Provincial de Educación de Burgos de sustituir algunas de las cocinas de los colegios por líneas de catering, en la actualidad, líneas frías.
En el ámbito laboral y de desarrollo local, el traslado del lugar de elaboración de la comida fuera del centro conlleva la desaparición de las cocinas en los colegios, lo cual supone la desaparición también de al menos un puesto de trabajo en cada centro educativo (generalmente personal laboral de la Junta). Pero esto no se queda aquí, ya que las grandes macro-empresas que gestionan la elaboración y distribución de la comida a los colegios, por motivos de disminución de costes, compran la materia prima para elaborar los menús a miles de kilómetros de los comedores escolares a grandes proveedores, al por mayor y con mejores posibilidades de negociación de los precios, dejando de comprar la carne, la fruta, la verdura, el pan... a los proveedores locales. Esto repercute de manera directa en el tejido socio-laboral del ámbito rural, con el perjuicio que esto supone para el mismo, cada vez más depauperado, ignorado y expoliado. Algunos pequeños comerciantes del ámbito rural se echan las manos a la cabeza ya que la pérdida de las ventas para el comedor del cole del pueblo les dañaría considerablemente (aunque tampoco se les compra todo lo que se consume, porque algunos productos vienen congelados desde lugares lejanos a través de las empresas de comedores- recordemos la época de la tilapia de China-). Por otro lado, se "quitan de encima" puestos laborales de cociner@, para pasar a contratar a monitor@s de comedor, con jornadas parciales y sueldos más bajos.

La administración entra con este asunto en graves contradicciones. La sacrosanta Junta de Castilla y León por un lado parece apoyar al pequeño y mediano productor rural colaborando con marcas de garantía como Lechuga de Medina o Cerezas y Manzanas del Valle de las Caderechas, o llevando a cabo campañas como “Tierra de sabor”, señalando que esos productos constituyen una garantía de calidad. Por otro lado,  vemos cómo no prima la compra de productos locales de calidad, como se hace en otros sitios con cláusulas de compra local. Las adjudicaciones  priorizan la oferta económica sobre otros aspectos, como son la calidad y origen de los alimentos, el desarrollo local y el compromiso con el medio ambiente.

Para terminar, señalar que estas políticas de privatización a favor de las grandes empresas se  verá aún más ferozmente impulsada si se firma el TTIP, Tratado de Libre Comercio e Inversión entre la UE y EEUU negociado con secretismo y a espaldas de la ciudadanía y de los partidos más críticos, por todo lo que implica a nivel laboral, sanitario, ambiental o social. Para el tema que nos ocupa, el TTIP supondrá por un lado la irrevocabilidad de las privatizaciones y por otro la imposibilidad de introducir cláusulas de compra local en los contratos públicos. Esta coincidencia entre políticas locales y tratados internacionales no son casualidad sino reflejo de un modelo muy pensado y diseñado para primar los intereses económico-empresariales frente a las necesidades de los trabajadores y los usuarios de los servicios públicos.


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