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miércoles, 15 de octubre de 2014

La Plaza de Toros: La razón de la sinrazón de Lacalle

Por Carolina R. Tenaz.

Tratar de refutar las delirantes encuestas del PP o a los argumentos de Lacalle o Ángel Mariano sobre la necesidad que la ciudad tiene de una nueva Plaza de Toros puede ser una torpeza ¿Para qué refutar lo que es evidentemente absurdo?  En una ciudad donde cada vez más personas pasan hambre, en donde se cierra la principal biblioteca de la ciudad porque no se cubren las bajas de trabajadores, donde los servicios sociales se quedan sin fondos en septiembre o donde no hay dinero para alumbrar las calles, la construcción de una Plaza de Toros no puede ser una prioridad.

La Plaza de Toros de Burgos es utilizada unas 10 veces al año
En esta infraestructura, además de espectáculos taurinos, se pueden organizar conciertos y competiciones deportivas.  Estas serían las tres actividades en las que se basará la gestión de la futura Plaza.  En lo referente a los espectáculos taurinos, nada hace pensar que se vayan a superar los siete u ocho que se celebran anualmente en la actualidad. Serían posiblemente menos si Lacalle no subvencionara con dinero público a ese apéndice del tardofranquismo que son las peñas. En realidad este es un momento inmejorable para proponer el debate sobre si Burgos necesita una Plaza de Toros.  La actual no ha sido utilizada más de 400 veces en toda su historia. En cuanto a los conciertos, resulta complicado pensar que se puedan realizar muchos más de los que se ofertan, en primer lugar porque en la ciudad ya hay dotación para conciertos de hasta 1.500 espectadores, y porque para “grandes figuras” que conciten más público, Burgos no resulta especialmente atractiva.  Nuestra ciudad no podrá competir con ciudades cercanas que aseguran más público y mejores entradas como Madrid, Bilbao o San Sebastián. Apuesto lo que sea con quien sea a que ni los Rolling ni Beyoncé actuarán en la Nueva Plaza con boina de Burgos.  Además, en los Sampedros, momento en el que podría haber más interés en organizar conciertos, la Plaza estará monopolizada por el mundo del cuerno.  La única baza de que ese recinto pudiera tener una ocupación constante es la de un equipo de baloncesto de la liga ACB.  De ese modo la Plaza de Toros, podría ser utilizada unos 30 días al año.  Sin embargo, dudamos mucho que nuestra ciudad tenga la población suficiente como para poder mantenerse en esa liga.  La mayoría de las ciudades asentadas en esa liga poseen unas áreas metropolitanas que, en líneas generales, doblan la población de nuestra querida ciudad.  Por otro lado, la ACB, ya ha dejado claro en numerosas ocasiones el nulo interés que tiene en que una ciudad del tamaño de Burgos forme parte de  ese club.  Realmente creemos que los millones de euros que se inviertan jamás harán de la Plaza de Toros una infraestructura rentable ni social ni económicamente.  Es una frivolidad que nos va a costar un dinero del que hoy en día carecemos.  Es además un ejercicio del más barato de los populismos:  el electoralista.


Lacalle: Posiblemente el peor alcalde de la historia de Burgos
La Plaza de Toros, o el Lacalle Arena no es una obra necesaria, ni deseada, ni urgente para las y los burgaleses que la financian con sus impuestos.  Cada vez somos más personas las que pensamos que ni siquiera Lacalle y su banda pueden ser tan necios como para no darse cuenta del dislate.    La Nueva Plaza de Toros de Lacalle no busca resolver un problema a la ciudad sino crear otro.  De esta forma se crea el pretexto ideal  para que la banda del alcalde siga financiando con dinero de los burgaleses a algún empresario que gestione la deficitaria infraestructura para que disimule, a toro pasado, lo absurdo de la obra.

Lacalle sube los impuestos a las y los burgaleses para sufragar obras
al servicio de grandes empresarios. 
Para Lacalle en particular y el PP e general las obras en infraestructuras han dejado de ser un medio para resolver necesidades o para mejorar la calidad de vida de quien las paga para convertirse en un fin en sí mismas.  Las obras se convierten así en una herramienta que sólo sirve para trasvasar dinero público a los constructores, gremio especialmente generoso con el PP a decir de algún extesorero del partido.  Dentro de esta razón de la sinrazón son preferibles las obras completamente absurdas a las que digamos que, como efecto colateral, acaban teniendo también una rentabilidad social y económica.  Las obras completamente inútiles no son sólo una herramienta para que quien las construye se forre sino que su falta de utilidad y su absurdez intrínseca acaban siendo el mejor pretexto para que algunos empresarios, en ocasiones los mismos que quienes las construyen  sigan saqueando de forma perenne a base de subvenciones las arcas públicas.   En Burgos ya tenemos ejemplos de este tipo de actuaciones a las que la  Plaza de Toros con boina va a emular.  Me estoy refiriendo al  aeropuerto.

Mendez Pozo, jefe del periódico DB y de la adjudicataria de
la obra de la Nueva Plaza de Toros.
¿Se ha beneficiado Burgos de los 100 millones de euros de dinero público despilfarrado en el aeropuerto de Burgos?  Por supuesto que no.  Más bien al contrario, lo absurdo de su construcción, su fracaso flagrante y la responsabilidad  en el mismo de las instituciones dirigidas por el PP y PSOE  hace que siga siendo un sumidero de dinero público.   El dinero de nuestros impuestos es utilizado para disimular la ineficacia de las chapuzas al tiempo que sigue promoviendo la estafa, el enchufeo y la corrupción.  ¿Cómo se va a cerrar el aeropuerto?  Se preguntan algunos. Ya que está construido, habrá que darle una utilidad argumentan otros, incluso de forma bienintencionada.  Así  mientras el menú del PP para los más pobres se reduce a  austeridad desahucios y recortes,  el PP de Juanvi ha contribuido con 80 millones de euros de nuestro dinero al enriquecimiento de los accionistas de Air Nostrum.  Todo ello para que no quedara en evidencia la ruinosa, absurda y corrupta política aeroportuaria de Castilla y León. Creemos que algo parecido puede ocurrir con la Plaza de Toros.  La banda de Lacalle que dice no tener dinero ni para las farolas, ha subvencionado las vacaciones a los burgaleses que aún pueden permitírselas.  En la ciudad en la que se cierra la Biblioteca principal de la ciudad porque no se cubre una baja laboral, o se echa a la calle a trabajadores municipales por aquello de la austeridad,  Lacalle sigue pagando con nuestro dinero un sueldo a la impúdica María Jesús Lope, gerente del consorcio del aeropuerto.  Lope no vio inconveniente en ser accionista de una de las empresas del dueño de Good Fly, principal receptora de subvenciones del Consorcio del Aeropuerto que ella misma dirige.  Lo más cariñoso que se puede decir de esta obscena enchufada de Lacalle es que es tan eficaz como decente.  

¿Qué nos deparará la Nueva Plaza de Toros aboinada?  ¿Cuánto dinero público se detraerá de lo necesario para ocultar o disimular una obra absurda?  ¿Qué consorcio, fundación o empresa parásita se pondrá en funcionamiento para seguir chupando de la teta de los burgaleses?  ¿Qué tasas subirán con el pretexto de enjugar el déficit que dejará esta obra frívola? ¿Qué personajes serán los gerentes encargados de seguir dilapidando dinero público para ocultar la absurdez del delirio de Lacalle? ¿Será Malvido, Villanueva, Lope, Sarmiento, el desaparecido José María Arribas…? ¿Lo veremos? Ojalá que no.  

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domingo, 17 de noviembre de 2013

Javier Lacalle: el alcalde Nini

por Carolina Rueda Tenaz

Francisco Javier Lacalle es un alcalde  Nini:  Ni ideas, ni dinero.  No tiene  ideas para adecuar la política a la cruda realidad de la crisis en la ciudad, y no tiene dinero para seguir realizando la política que nos ha llevado a ser una de las ciudades más endeudadas de España.  Los cerca de 500 millones de euros de deuda hablan de una ciudad que corre el riesgo de seguir los pasos de Marbella o Detroit.  La cosa tiene tintes de tragedia griega, de las clásicas o de las contemporáneas elijan la que quieran, pero al final quien va a pagar los platos rotos no va a ser el principal muñidor de la política de la ciudad en el siglo XXI sino toda la ciudadanía.

Nadie ha defendido como él los intereses de las grandes empresas constructoras de la ciudad durante la burbuja inmobiliaria.   Durante el periodo dorado de la fiebre del ladrillo, 2003-2008,  mientras el dinero corría a raudales entre los Aragón Izquierdo, Arranz-Acinas,  Tubitos, y  Mendez-Pozos, miles de burgaleses eran encadenados  a hipotecas vitalicias, Lacalle, entonces concejal de “fomento” y alcalde de facto en las largas ausencias de Aparicio, se había propuesto transformar la ciudad a base de excavadora y hormigonera.  Entre sus debes se encuentra el haber sido uno de los principales promotores de  grandes fiascos como el aeropuerto de Burgos, que compite con el de Castellón, Huesca o Albacete, como paradigma de la locura y la irracionalidad en la construcción de infraestructuras innecesarias.  

Lacalle es también uno de los principales responsables del tsunami financiero que amenaza a la ciudad como consecuencia de la construcción de lo que se conoce como bulevar ferroviario.  Lacalle  fue a por lana y la ciudad ha salido trasquilada.  El alcalde quiso subirse a la ola de la especulación con esta obra y aceptó que el ayuntamiento pagara el desvío del tren a cambio de los terrenos liberados por RENFE.  Con el precio de los terrenos y las viviendas subiendo dos dígitos anuales la operación parecía suculenta.  Sin embargo, la pertinaz crisis hizo su aparición, y los terrenos prometidos ya no valían nada porque a nadie interesan.  El balance del primer bulevar de Lacalle nos ha supuesto más de 100 millones de euros de deuda.  Y el bulevar sin terminar.

Lacalle, en lugar de enmendarse, no quiso ser consciente de los nuevos tiempos y en plena  oleada de recortes siguió tirando de crédito para empezar obras no siempre deseadas por los vecinos, o al menos controvertidas, como la Isla, o la transformación de la Plaza del Rey San Fernando.  Estas obras costaron cerca de 8 millones de euros y se realizaron en 2011 siendo terminadas justo antes de las elecciones municipales.   Javier Lacalle se hacía de esta manera un regalito a sí mismo pagado con intereses por todos los burgaleses.   Sin embargo, a pesar de las obras realizadas, y del desplome generalizado del PSOE,  Lacalle perdió apoyos con respecto a las candidaturas de Aparicio. 

Cuando ya se ha esfumado la mitad de una legislatura caracterizada por los recortes en personal, la subida de tasas e impuestos municipales y por las dimisiones de concejales sospechosos de corrupción Lacalle pretende poner en marcha lo que considera sus dos grandes obras de legislatura, el  Burgos Arena, y el Bulevar de la Calle Vitoria.

 ¿A qué se debe esta tozudez?  ¿Es lo que más necesita la ciudad? ¿A qué viene insistir en una política suicida que tan malos resultados ha dado?  ¿Por qué hacer obras cuando incluso los vecinos muestran una nada velada hostilidad a las mismas?  Las explicaciones pueden ser varias y van desde la sicología patológica a la realpolitik municipal.

 En primer lugar, cabe decir que, ni al propio alcalde se le escapa que, en el mejor de los casos, es un político mediocre  y un malísimo candidato.  Entre sus huestes no levanta las simpatías de Aparicio y a pesar de que hay quien dice que un mono liderando la lista del PP en Burgos saldría de alcalde, es muy posible que a Lacalle se le esté empezando a aparecer con frecuencia el espectro de Ariznavarreta.  Lacalle es un alcalde acomplejado, necesita presentar algo palpable: obras, carcasas, continentes sin contenido,  no importa que sean tan espectaculares como absurdas e ineficaces.  La falta de carisma y de encanto de Lacalle le hace buscar estas obras, aunque ahora ya casi nadie se las pida.  Lo paradójico del caso es que una parte creciente de la ciudad empieza a mostrar un rechazo  a esas obras, porque las toman como megalómanas y contradictorias con  la letanía de austeridad a ultranza.  Sin embargo, la principal razón del creciente rechazo es que, al no poder acudir al crédito, los ciudadanos empiezan a establecer una relación directa entre las obras frivolas del alcalde y las numerosas subidas de tasas e impuestos de estos últimos años.


Es cierto que probablemente Lacalle no tenga desarrollado el pensamiento abstracto aplicado a lo público, y por eso no conciba otra política que la que se plasma en el espacio tridimensional.  Sería injusto, sin embargo no reconocerle alguna virtud.  El alcalde está siendo fiel hasta el final al lobby de las empresas constructoras, incluso ahora, que no son ni sombra de lo que fueron.  Empresarios que, lejos de crear riqueza, están dejando cicatrices en el rostro de la ciudad que quiere ser Patrimonio de la Humanidad.   Acaso para saber el porqué de una fidelidad a una política tan absurda y tan injusta haya que remontarse a esos viajes que el hoy alcalde hizo a la Costa Azul en 2006 acompañado de algunos de los constructores de la ciudad.  Lacalle o lacayo, lo dicho:  un alcalde  Nini.  Ni ideas, ni dinero…ni vergüenza.


miércoles, 11 de septiembre de 2013

"Garrigues Walker informa"

Por Basilio el Bagauda

Burgos Dijital  Foto de Diario de Burgos
Hará ya casi dos semanas que el altavoz oficial de las élites de nuestra ciudad, el Diario de Burgos, nos “sorprendió” con una nueva andanada contra la acción política de la Corporación municipal acerca del dichoso tema del  aparcamiento en el nuevo hospital semiprivado de Burgos. Como quiera que el Diario de Burgos, S.A. no tiene nada que ver con uno de los máximos accionistas de la emprendedora y honrada empresa “Eficanza, S.A.” el Redactor Jefe se atrevió de manera heroica con una noticia de total actualidad dando a conocer una situación realmente grave que se estaba produciendo en el complejo hospitalario: los malandrines burgaleses se estaban aprovechando de la ineficiencia de la Policía Local para no pagar el aparcamiento privado del Hospital y colocar sus coches en cualquier cuneta y prado de los alrededores. Además el periodista, arriesgando denodadamente su nómina mensual, daba detalles sobre la velada amenaza que Eficanza había hecho contra el Ayuntamiento lanzándole un torpedo por escrito desde la afamada firma de abogados “Garrigues Walker”.

La inopinada pericia de los valientes y siempre bien informados “outsiders” de Burgos Dijital me hicieron llegar un extracto del resto de la denuncia realizada por el bufete y que el Redactor Jefe del Diario de Burgos censuró al periodista para no hacer demasiada sangre con el Alcalde Javier Lacalle.

Parece ser, según se extrae de la lectura de la denuncia, que esta empresa de leguleyos había sido contratada por Eficanza para la defensa de sus legítimos intereses y que, por alguna razón que aún desconocemos, también exigía al propio Ayuntamiento la necesidad de cubrir algunos servicios de un tal Méndez Pozo (a día de hoy “Burgos Dijital” está poniendo toda la carne en el asador para averiguar las relaciones entre ese tal Méndez Pozo y Eficanza, S.A., e incluso entre él y el Diario de Burgos).

Dicho esto, queremos desvelar en exclusiva qué se exige en la mencionada denuncia dirigida a la Junta de Gobierno. Para empezar se ordena que en un breve espacio de tiempo el Concejal de Hacienda Salvador de Foronda Vaquero saque unas horitas de su dura jornada para acudir una tarde a la semana al domicilio de D. Antonio Miguel Méndez Pozo y ponerle en regla algunos papeles de la contabilidad doméstica, ya que le llega demasiada correspondencia bancaria a su casa y ya no sabe qué hacer con ella. Preguntado D. Antonio, ya que como buenos “periodistas” no nos hemos conformado sólo con la denuncia, nos comentó que había abierto tantas cuentas a lo largo de su vida que ya no sabía cuales había cancelado y dónde tenía sus dineros. Además Míchel, que así le llaman sus allegados, se quejaba de la dichosa manía de tener que comprobar ahora todos los movimientos por internet y por los SMS del móvil.

También Garrigues pide a D. Salvador que le haga la declaración de la renta a su representado, ya que éste ya no sabe cómo deducirse más impuestos y poder evitar así la constante sangría confiscatoria que impide implacablemente la supervivencia de la familia “Méndez”.

Por otro lado, a D. José Antonio Antón, a la sazón Concejal de Nuevas Tecnologías, se le requiere para que ordene a alguno de los técnicos informáticos del Ayuntamiento que efectúe en las inmediaciones del domicilio de Míchel un punto de conexión wifi gratuito para que los nietos de éste puedan acceder a él… Y efectivamente así ha sido: a los pocos días de recibir el escrito y a pesar de que la residencia de D. Antonio se ubica fuera de la ciudad, un empleado del Ayuntamiento instaló dicha conexión para que los nietecillos puedan jugar al “wonder zoo” sin necesidad de que toquen las narices en los móviles de sus mayores. El funcionario nos ha comentado que era un honor para él servir a los ciudadanos, ya que la conexión a internet en este país sigue siendo muy cara, y nos ha murmurado algo de una posible gratificación extraordinaria a final de año apalabrada por el Concejal.

También se cita al Sr. Rebollo, Concejal de Movilidad, en dicho documento y se le expresa la necesidad de que medite la idea de suplir algunos de los autobuses municipales ya caducos de la vieja flota burgalesa por los coches de alta gama que D. Antonio tiene en propiedad. Parece ser que tras contrastar otras fuentes, Míchel ya ha tenido una reunión privada en su casa con Rebollo en la que ha contratado, sin consultárselo al Alcalde, 10 de los 15 coches que Méndez tenía en su garaje privado en régimen de leasing. En este punto Burgos Dijital ha querido saber cómo se iban a solucionar los evidentes problemas que conlleva sustituir un vehículo de 50 plazas por uno de 5, y la Secretaria del Concejal de Movilidad nos ha hecho llegar un dossier de viabilidad de las líneas afectadas con el cual se demuestra que este problema se superará por la velocidad de los coches que reducirá notablemente las frecuencias de paso, así como la anulación de semáforos individualizada para los mismos, siguiendo el modelo “Fidel Castro” en La Habana. Días más tarde hemos sabido que los restantes coches de D. Antonio tendrán el mismo privilegio.

Son muchas más las exigencias que los abogados garrigueños le han dirigido a Lacalle, aunque siempre con el debido respeto y cortesía que se merece nuestra ciudad y sus lugareños, y dado que Burgos Dijital no quiere excederse en la información y aburrir a sus lectores haré un breve resumen de algunas de las más reseñables: a D. Ángel Ibáñez le recuerdan que agilice los trámites para la construcción del Burgos Arena que su representado ya tiene el crédito calentito patrocinado por Caja Burgos-La Caixa, que para eso ya conoce a un tal Arribas; a D. Cristino le recomiendan que comience los trabajos encaminados a la elaboración de una gran estatua ecuestre de D. Antonio que sería colocada en la pista del aeropuerto de Villafría bautizada como “Buen Vuelo”, que si se lo merece un tal Fabra en Castellón por qué no él; y otra “recomendación” para el Concejal de Cultura con la que se le anima a dar la orden para que la Gigantilla se desplace a la finca de Míchel de 16 a 18 horas todos los sábados y domingos del año, exceptuando la semana de fiestas que los burgaleses se lo merecen, y amenice a sus nietos, mientras los mayores se echan la siesta o juegan una buena partida de mus.

lunes, 29 de abril de 2013

Lacalle, el alcalde replicante


Por Basilio, el Bagauda

Reconozco que siempre me ha gustado la ciencia ficción… Quizás se deba a que el mundo que me rodea y me ha rodeado siempre me ha parecido que le faltaba algo… o mucho, y nunca estaba a mi gusto ni tampoco, al menos me lo parecía, al gusto de aquellos que más cerca he tenido. Quizás se debe también a que me gustara regodearme en opciones y posibilidades “imposibles”, unas veces utópicas y otras tremendamente desastrosas. O quizás porque la ciencia ficción me ofrecía la oportunidad de ser políticamente incorrecto, de decir, pensar e imaginar cualquier cosa que de otra manera sería censurado por las élites “bienpensantes”.

No, no estoy aprovechándome de vuestro precioso tiempo para que entendáis algunas de mis posturas vitales mientras me psicoanalizo ligeramente. Es que simplemente estoy meditando que la ciencia ficción y la política ficción, tan de moda en estos tiempos, son absolutamente contrapuestas: mientras la primera te muestra con sinceridad caminos posibles en un futuro más o menos lejano y reflexiona sobre lo bueno y lo malo de los mismos, la otra te oculta el único camino por donde te lleva y te llena de ruido la mente para que no tengas tiempo de pensar a donde te diriges, o más bien te dirigen.

Y en la política ficción tenemos a nuestro Ayuntamiento y por extensión a nuestro Alcalde Javier Lacalle, fiel reflejo del insoportable y deprimente tiempo que nos ha tocado vivir. Cual replicante del Partido Populista niega la realidad con sus ocurrencias mientras nos dice que sólo su mundo es posible. Pero lo cierto es que a día de hoy el Ayuntamiento de Burgos es uno de los más endeudados de España e intervenido por supervisores del Ministerio de Hacienda, y todo ello, en este caso no vale lo de la herencia, se lo debemos a las grandes y maravillosas gestiones de otro insigne y presunto sobre-cogedor Juan Carlos Aparicio: supongo que ahora todos los burgaleses sabrán de quién y por qué se descojonaba mientras intervenía contando chistes en programas de televisión. ¡Cómo para no!

Como recordatorio de esta deuda odiosa dejada por el honorable Diputado podemos citar la calamitosa negociación con ADIF para el desvío y construcción de la estación de trenes y la ficción especulativa de los valores de los terrenos próximos a esta infraestructura que se vinieron abajo, el coste de la dotación industrial de la ampliación del polígono de Villalonquéjar que terminó prácticamente de realizarse en el 2009, es decir un año después de iniciada la estafa global, y con resultados negativos en la balanza de ingresos y gastos, y qué decir de la sumisión de este individuo ante los dictados de la Junta acerca del criterio de financiación del Hospital ¿Universitario? de Burgos, el cual, no lo olvidemos, nos salió por un 150 % más caro de lo previsto, pero que pagaremos no se sabe hasta cuándo en cómodos plazos a través de lo que se ha dado en llamar “canon”, invento que por otro lado es más viejo que la tos. O también otra sumisión, pero ésta mucho mejor acogida por el pueblo, a los empresarios y caciques de la zona en la entrada con capital de nuestros impuestos en el grandilocuente Consorcio del aeropuerto de Villafría, el cual tiene tan buenas cifras que, como en el resto de aeropuertos de la Comunidad, una mayoría de tontos subvenciona sin disfrutarlo el viaje de placer a una minoría de listos que montan en los aviones que despegan a 7 kilómetros de sus casas.

Pero Apa no ha dejado sólo una gran herencia económica, que si aún no os habéis dado cuenta la pagaréis vosotros y el que suscribe, sino que también ha dejado una gran herencia política que ha sido, no lo olvidemos, convalidada en las urnas por la mayoría de los burgaleses. Así además de a Don Javier el pueblo burgalés votó en las urnas la maravillosa posibilidad cumplida de que sus dineros fueran gestionados por personas tan válidas como un inconsciente y presunto vicioso de la telefonía, por cierto familiar muy cercano de un prohombre muy querido y respetado en Burgos el Consejero de Economía y jefe de los chiringuitos ADES Tomás Villanueva que buscaba la unión de las Cajas de Castilla y León con sede fiscal en Valladolid; por padres amantísimos que buscan siempre lo mejor para el porvenir de sus pobres y humildes hijos; por un fiel aficionado al fútbol en la capital del Reino al que le gusta hacer sitio en los archivos destruyendo documentos que no van a ningún lado; por un Concejal de Hacienda que mientras busca la efectividad del cobro de nuestros impuestos aparece en la fotografía de una web corporativa de una Asesoría Fiscal que ofrece los servicios a un importante número de empresas de la ciudad para que paguen lo menos posible, eso sí dentro de la legalidad; por hombres que desconocen las más simples normas del decoro y aún incluso del procedimiento en las contrataciones administrativas.


Fotomontaje Burgos Dijital
Y en fin, a día de hoy aún habrá una ingente cantidad de paisanos abducidos que piensen y crean en la honorabilidad de este equipo de gobierno, como si de una peli de ciencia ficción se tratara…

No contento con semejantes aciertos por parte del predecesor Don Javier ahora nos quiere vender su moto. De hecho fue la que vendió a los ojipláticos burgaleses en 2011: el ya famoso y archiconocido proyecto del Pabellón Arena. Y qué mejor momento que éste para que el Alcalde deje su impronta en la ciudad, que también se lo merece o eso piensa él.

En cualquier caso y antes de que se embarque en semejante aventura y tome caminos erróneos es mi deber desde este humilde blog informarle de la realidad en la que se encuentra y lo que quizás debería plantearse. Quien sabe a lo mejor lo lee o alguien cercano a él se lo hace llegar: ya sabéis, me gusta la ciencia ficción.

Sé también por la experiencia y la memoria que me alcanza que sus logros fundamentales no se deben a sus capacidades de negociación con instituciones y personas para sacarles unos dinerillos y favorecer con ellos a la ciudad, por lo que se demuestra que usted no sabe abrir puertas. Y en vista de lo escuchado de su boca en los últimos días tanto en radio como en prensa no sabe cerrar su boca.

Ahora mismo tenemos dos problemas de infraestructuras en la ciudad, aunque el problema sea el mismo: el circo. Dado que pan cada vez hay menos y han dicho que no tienen de momento ninguna solución para arreglar este problemilla ni parece que les preocupe, pues no nos queda más que tirar de los toros y del deporte.

En lo que se refiere a la tauromaquia es un tema que a mí particularmente me desagrada pero este no es el objeto de este artículo. Si lo cito es porque la demostración de que la plaza no está en condiciones de albergar al público en sus gradas le viene como anillo al dedo en sus pretensiones de crear esa nueva infraestructura.

En lo que se refiere al deporte el ascenso a la ACB del Autocid Burgos ha redundado en sus pretensiones, y podría caer en la tentación de pensar que ante semejante alegría por parte de los burgaleses, éstos estarán dispuestos a tragar con lo que sea hasta el punto de llevar a su Ayuntamiento a la quiebra. Sólo espero que su foto al lado de los gladiadores victoriosos no le haga perder la cabeza ni a usted ni a los alegres aficionados, que por otro lado entiendo pero ellos no gobiernan, recuérdelo.

La opción de construir una nueva infraestructura con el dinero del erario público es económicamente inviable, y usted lo sabe. Es además inmoral cuando el miserable dinero destinado a paliar los deshaucios en Burgos es menor que la pasta que va a aflojar para que la plaza de toros se pueda utilizar exclusivamente este año 9 días a lo sumo. Y eso por no hablar del cierre inopinado de guarderías municipales con el pretexto falaz de la inseguridad estructural…

La opción de realizar un concurso de contratación para que una UTE lo ejecute y paguemos a la misma un canon durante los años que la UTE quiera es económicamente desastrosa y es un atentado contra los valores democráticos, puesto que deja empeñadas las opciones económicas, y por tanto políticas, de los diferentes equipos de gobierno que le sucedan.

Ya puestos a aconsejarle aún le queda una opción ante el debate público suscitado que seguirá siendo económicamente desastrosa pero profundamente más democrática, y voy a ser tan compasivo que se la voy a dar porque probablemente a usted ni se le pase por la cabeza: pregunte a los ciudadanos empadronados de esta ciudad. Aunque no lo crea hay algunos ayuntamientos que han incluido en su gestión la obligación de que sus ciudadanos voten cada año el uso de una parte porcentual importante de su presupuesto en inversiones porque todos ellos tienen derecho a influir en las decisiones de hacia dónde van sus impuestos…

Quizá todo esto le venga a usted muy grande y quizá siga prefiriendo su política ficción. Usted siga por su camino, no se canse, que ya nos cansaremos nosotros…


domingo, 8 de enero de 2012

¿"Burgos arena" o "Lacalle arena"?


Hay en ocasiones en las que el nombre de las cosas, parecen advertirnos de lo absurdas que son. Es el caso del llamado “Burgos arena”, aunque dado su ascendiente anglosajón quizás deberíamos pronunciarlo a la inglesa: Bourgosh arhiina???. A alguna lumbrera de esas que gritan con ahínco el “yo soy español” y que lleva la enseña nacional bordada hasta en el tanga se habrá quedado a gusto después de descartar las alternativas más descriptivas y autóctonas pero menos lustrosas como: “Estadio multiusos de Burgos” o “Nuevo polideportivo de Burgos”. A tenor del dinero que pretenden gastar, 25 millones de euros, tampoco nos parece descartable la alternativa de “Palacio de los deportes”, y aunque el guiño a la arena del circo romano nos siga pareciendo estúpido lo aceptaríamos de mejor grado si los recortes no afectaran también a las preposiciones, que salen gratis, y que se llamara “La arena de Burgos” o puestos a ser cursis “El Coliseo de Burgos”.

La moda de llamar a los estadios deportivos “arenas” probablemente nació en los Estados Unidos. Sin haber hecho estudio alguno al respecto manejo la hipótesis de que se debió al complejo de inferioridad que existía en esa nación de emigrantes y exiliados, huérfana de la mística y las ruinas de la cultura clásica. Reservaron el nombre griego Stadium, para los espacios deportivos abiertos, pero prefirieron el termino “arena” con toda su evocación a sangre fresca para los espacios deportivos cerrados. Al Barón de Coubertain... que le den, ¿Qué mayor ejemplo de competitividad darwiniana que el circo romano en donde derrota y muerte fueron sinónimos? Casualidades o no, esto debió darse cuando el “pan y circo” volvió a formar parte de la agenda política. Luego, y debido a esta razón estos “arhiinas” en vez de acompañar al nombre de la ciudad recibieron el nombre de grandes multinacionales como en Atlanta donde está el “Phillips arena” o en Miami donde se encuentra el “American Airlines arena”. ¿Se imaginan en un futuro el “Fontanería Pérez arena” o el “Pecaditos arena”? No sé como le sentará eso al arzobispo.

Como bien saben ustedes el complejo de inferioridad se invirtió, y hoy es Europa la que copia, normalmente lo malo de los Estados Unidos, y así sobre la faz de la vieja Europa han surgido arenas como el acné en un adolescente, también en España, ahí esta el Telefónica arena. Ni siquiera nuestros aguerridos vecinos del norte han resistido la tentación de apellidar de este modo a los polideportivos de Barakaldo y Vitoria.

El otro fallo del nombre corresponde a la otra palabra. ¿Por qué le llaman “Burgos arena”, cuando al único que parece importarle esta construcción es a Lacalle? Permítanme el juego de palabras al decir que el nombre de nuestra ciudad es la muleta que nos ponen enfrente para hacernos pensar que se trata de un proyecto común. No es así. La ciudad como el resto del país está arruinada, gracias, en parte, a las políticas de obras absurdas realizadas por alcaldes como Lacalle. ¿De verdad es un proyecto de todos el crear un mamotreto de 25 millones cuando el ayuntamiento no tiene dinero para pagar la calefacción de los colegios, para pintar las calzadas de la ciudad? ¿Cómo lo vamos a pagar? ¿Cuántos trabajadores más serán despedidos del ayuntamiento? ¿Cuánto subirá el precio de las guarderías municipales? En definitiva ¿A quién están toreando en la arena de Burgos? Esta chapuza es un proyecto suyo y como tal debe ir acompañado de su nombre "Lacalle arena", a lo mejor así consigue lo que pretende: pasar a la posteridad, aunque no de la forma que tanto anhela.   

sábado, 31 de diciembre de 2011

La subida de tributos nos deja "tiritando"

www.renuncio.com
No podía ser de otra forma y de nuevo este año el Ayuntamiento utiliza a los medios de comunicación para propagar el ya manido mensaje de que “congela los impuestos municipales”, esgrimiendo una especial sensibilidad para estos difíciles tiempos de crisis. Capítulo aparte merece la utilización de medios públicos, como la revista ‘Plaza Mayor’ que hace ya mucho dejó de ser un servicio informativo del Ayuntamiento y de la actividad cultural municipal, convirtiéndose en mero instrumento de propaganda del partido en el poder y un ejemplo más de mala utilización y despilfarro de lo público a que tanto nos tienen acostumbrados.

“El Ayuntamiento congela los impuestos municipales”  titula la publicación municipal, indicando a continuación:  “Con el fin de ayudar a las familias burgalesas en tiempos de crisis, el Ayuntamiento congela los impuestos y propone una actualización del IPC en la mayoría de las tasas” … JA.

Ésto, además de ser (como decíamos) propaganda política y una inadecuada gestión de lo público, es sencilla y llanamente un intento de manipulación de la realidad. Con este artículo (incluido en el número del mes de diciembre de la mencionada publicación) el Ayuntamiento quiere transmitir la idea de que paraliza los costes impositivos que gravan a los ciudadanos y que se limita únicamente a actualizar las tasas por los servicios prestados, adecuando estas últimas a la subida experimentada por la vida durante el último año; cuando la realidad no es ni mucho menos así. Veamos.

Si verdaderamente el Ayuntamientos quisiera informar adecuadamente debería confesar que los impuestos suben (y tanto que suben) pero que esta subida no se debe en ningún caso al aumento del tipo impositivo de los mismos, el cual efectivamente se mantiene. Que éstos se incrementan debido, como por ejemplo en el caso del impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) por el ascenso escalonado que ya se inició el pasado año y que se prolongará durante los próximos 8 años hasta lograr la corrección con respecto al valor catastral establecido en el año 2007 (antes de la crisis), cuando el valor de los inmuebles flotaba con el viento. Decirlo de otra forma es tergiversar la realidad.

Hacer ver al ciudadano que las recaudaciones municipales han de distinguirse entre ‘impuestos’ y ‘tasas’ tampoco es ser fiel a la realidad sino un intento de crear confusión, puesto que lo adecuado es llamar a todo por su nombre: ‘Tributos’ municipales; y de hacer una distinción entre diferentes tipos de tributación, habría que añadir a las anteriores también los llamados ‘precios públicos’ (los cuales también suben).

Vamos con las ‘tasas’. A éste respecto el Ayuntamiento a través de los medios de comunicación y de su “Propaganda Mayor” divulga la idea de que únicamente las ajusta al incremento anual experimentado (IPC: 3,2%), cuando no es cierto. Así de las 22 ‘tasas’ existentes: 12 suben ajustando el IPC y 4 no varían, mientras que 6 de ellas suben por encima de este índice. Lo mismo sucede con los ‘precios públicos’ por el disfrute de servicios municipales que de los 8 existentes, sólo a uno se le ajusta el IPC, porque 5 de ellos suben por encima de éste y uno resulta de nueva creación (por añadidura).

Por otro lado, habría que analizar qué ‘Tributos” se mantienen y cuáles se ven incrementados y en qué cuantía. Por ejemplo y sobre todos ellos destaca el IBI (el más gravoso y del cual depende el 20% de los ingresos municipales), el cual experimenta –y lo seguirá haciendo durante los próximos años- un incremento anual superior al 5%. Es decir, en los próximos años los burgaleses seguiremos viendo incrementada continua y sucesivamente la partida de nuestro presupuesto destinada a este concepto, además de la posibilidad de que con el tiempo también aumente el tipo impositivo sobre el que éste se calcula (sólo es cuestión de tiempo).

Nada se hace mención tampoco (vaya despiste, ¿cómo se les habrá pasado?) de la tremenda subida de la tarifa del agua que a partir del 1 de enero se incrementará hasta en un 80%, con un subida anual que supondrá de media en su factura unos 50€ más por familia. Lo mismo que sucederá con el transporte público que apreciará el coste del billete ordinario en casi un 12% y de prácticamente un 6% en el caso de las tarjetas de transporte (no se nos ocurre mejor manera de fomentar su uso).

De los demás ’tributos’ que experimentan subida por encima del IPC anual (Recogida y Depósito de vehículos, Instalaciones Deportivas municipales, etc.) cabe señalar los que afectan a los servicios sociales, es decir aquellos dirigidos precisamente a los menos favorecidos, que irónicamente sufren un especial aumento por su disfrute. Así, la Ordenanza reguladora del ‘precio público’ por prestación, talleres formativos y ludotecas (CEAs) sufre una subida de un 10%, la de prestación de servicios de ayuda a domicilio un 4,5%. También los precios de las escuelas deportivas suben un 15% y las de la Ordenanza de precios de las Escuelas Infantiles Municipales (0-3 años) y los servicios de cuidados infantiles municipales un 12%.

Queda claro que los ‘Tributos’ municipales no se “congelan” como anuncia tramposamente el Ayuntamiento. Ni mucho menos y muy al contrario, podríamos decir que su subida nos deja más bien “tiritando” de frío (jugando con la misma analogía). Visto así ahora no sabemos cómo encajar el barato eslogan navideño que nos quieren vender de: “ayudar a las familias burgalesas en tiempos de crisis…”; ¿Cómo? ¿Subiendo la mayor parte de los “Tributos” por encima del incremento del IPC? Puede que debieran cambiarlo por un eslogan mucho más sincero como: “Les mentiré hasta que se lo acaben creyendo”; que resulta más cínico, pero al menos mucho más honesto.

Tampoco es que esta subida nos pueda pillar, a estas alturas, desprevenidos y con la guardia bajada. De lo contrario no se entiende cómo podría afrontar los mil y un frentes en inversión pública que tiene el Ayuntamiento abiertos en estos momentos (Consorcios varios, ARIs, Auditorio, Depuradora de aguas, etc.) y los faraónicos proyectos que nos esperan como el “LACALLE-ARENA” y la transformación de la calle Vitoria en bulevar. Para ésto no hay grandes misterios, se recauda más o se reduce la partida de gastos, y este Ayuntamiento –con su alcalde a la cabeza- no está por la labor de dejar pasar la ocasión de ser recordados por las grandes obras que dejarán a la ciudad. Aunque al ritmo de endeudamiento que llevamos, podría más que se les recuerde por la situación de bancarrota y de quiebra técnica a la que condenaron a la ciudad de Burgos.


lunes, 19 de diciembre de 2011

Lacalle, el alcalde derrochador


La Semana pasada conocíamos con estupor que el ‘Ministerio de Fomento’ reclama ahora al ‘Ayuntamiento de Burgos’ una cantidad adicional de 37 millones de euros en concepto de sobrecoste por el retraso en la ejecución de las obras de desvío del ferrocarril. Cantidad ésta que hay que añadir a los casi 200 millones de euros que el Ayuntamiento aún arrastra como deuda derivada de la ejecución de dicha obra y para la que se constituyó –junto con las dos Cajas de la ciudad- el ‘Consorcio para el desvío ferroviario’.

Este hecho supone poner definitivamente la “guinda” al pastel de la insostenible situación económica y financiera que presentan las arcas municipales y, por extensión, las de cada uno de los burgaleses de a pie que tendremos que responder por ella tarde o temprano. Todo ello se traduce en unos niveles de endeudamiento que –entre las obligaciones ya contraídas y las de los proyectos en mente- la situarán en torno a los 500 millones de euros. Puede que para hablar de estas cifras y poder valorar su verdadera dimensión resulte todavía aconsejable hacer el tradicional cambio y comprobar que nos moveríamos en una deuda superior a los 80.000 millones de las antiguas pesetas.

Como sabemos, y bien que sufrimos en nuestras propias carnes, no pasamos precisamente a nivel global y nacional por un momento de bonanza económica y consiguientemente entendemos que tampoco debiera de resultar muy diferente en el ámbito local. Sin embargo, en Burgos nos comportamos –unos porque toman las fatales decisiones y otros porque las asumen con apatía- en clara contradicción al sentido general que marcan el resto de las administraciones. Si desde todos los ámbitos (regional, estatal y europeo) se insiste en hacer sacrificios y recortar de todo lo prescindible e, incluso y de forma muy discutida, en lo referente a partidas destinadas a cuestiones tan delicadas como: jubilaciones, gasto sanitario y educación (entre otras); incomprensiblemente aquí nos dedicamos a asumir gravosas inversiones de cuestionable rentabilidad o que –si bien pudieran resultar convenientes- carecen al menos del oportunismo necesario, dado el delicado momento económico en el que nos encontramos.

Así pues, cuesta entender que arrastrando aún sobre nuestras espaldas la pesada lápida del desvío ferroviario (más de 200 millones adeudados), el desastre financiero del ‘Consorcio de ampliación de Villalonquejar’ (del que ya no se puede responder siquiera al pago de las letras de vencimiento de su deuda, estimada en unos 100 millones) y el inminente inicio de las obras de ampliación de la depuradora de aguas (de cuyo coste total, al menos 17 millones deben ser asumidos directamente por los burgaleses); hay que sumarle ahora las frivolidades contra natura de un alcalde derrochador que, actuando a la manera de los caprichosos monarcas absolutistas de otra época, desea gastarse (que no invertir, que éso resulta conceptualmente muy diferente) 23 millones en una nueva plaza de toros multiusos (el “LACALLE-ARENA”) y en acometer la transformación de la calle Vitoria en otro bulevar con el coste aproximado (haciendo una media de las propuestas presentadas) no menor de otros 20 millones de euros.

Podría suceder que como simples mortales no sepamos movernos en la complicada maraña entretejida de préstamos, vencimientos y refinanciaciones, debiendo dejar estos temas al buen criterio de las “eminencias” financieras con las que contamos en el Ayuntamiento; cuestión ésta que ponemos en seria duda, habida cuenta de los casos recientemente destapados –como el de la cafetería Espolón y el de la casa de cultura de Gamonal- y por el hecho de haber tenido durante cuatro años a un tipo poco fiable como Ángel Ibáñez como máximo responsable en el área de Hacienda.

Podría resultar también que este alcalde “derrochón” crea contar –ilusa o interesadamente- con máquinas de imprimir billetes en el sótano del Ayuntamiento, llamadas ‘Cajas’ que ven en el sobreendeudamiento de esta administración el sustituto perfecto y momentáneo del pinchado negocio inmobiliario.

Aunque, podría ser no obstante y sencillamente que la situación nos haya sobrepasado y que nos hayamos vuelto … completamente locos.