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viernes, 7 de agosto de 2015

Entrevista a Antonio García Rubio

Por Eduardo Nabal


Antonio García Rubio es un veterano militante del PCE e IU. Concejal de IU en Torrecillas de la Tiesa, un pueblo de Extremadura.  Es coordinador de la Asamblea Local.

"El programa político debe prevalecer sobre los personalismos"



Hola Antonio. La ilusión que hemos percibido con el triunfo de Manuela Carmena en Madrid y Ada Colau en Barcelona no se ha reproducido en otros lugares, o no de la misma forma. Todo el panorama social y político del estado español, derechas e izquierdas, se encuentra algo revuelto. ¿Qué ha pasado con IU en Extremadura?

 Antonio García: Ya, pero no podemos comparar a los partidos que afortunadamente han desbancado a la derecha en Madrid o en Barcelona con otras regiones. Aquí había ocasión de gobernar con el PSOE o abstenerse y el resultado por mayoría ha sido la abstención, para nada pactar con el PP como se ha llegado a pensar y a decir. No se debe caer en personalismos. Aquí presentamos en varios sitios una candidatura única como Ganemos en las principales capitales de Extremadura pero algunos militantes de Podemos y también de mi formación política han mostrado que su experiencia universitaria no implica experiencia política ni necesariamente coherencia ideológica. No debemos caer en protagonismos sino procurar que la gente vote a un programa y que nos atengamos a él y a su verdadero contenido. A mí la experiencia, algo que debe apreciarse,  me ha enseñado que ni el oportunismo ni el ansia de poder son nada sólido en el tiempo. Gente sin trayectoria política dando lecciones no puede dar buen resultado, no porque sean jóvenes, ya que hay una cantera juvenil muy importante que no aparece en los shows de la tele. Hemos de acercarnos a la gente.

Aleas-IU (Área Afectivo Sexual de Izquierda Unida) se ha formado sin problemas en Andalucía, Canarias, Madrid, Extremadura, incluso en Castilla-La Mancha, aunque sin gran soporte. No ha ocurrido lo mismo en Castilla y León. ¿Cómo ves tú el tema del exilio a las grandes ciudades siendo concejal de un pueblo hace muchos años?

Antonio García: Yo nunca he ocultado que soy gay y no podemos desligarlo de otras luchas. Afortunadamente sí percibo como tú has comentado una juventud más abierta dentro de las formaciones de izquierda con el tema LGTB y el feminismo, aunque quede mucho camino por recorrer. Muchos, yo incluido, hemos tenido que viajar para poder respirar un aire de libertad que luego aquí al menos sí han recogido los y las jóvenes militantes, independientemente de su orientación sexual. Una ruptura con modelos que favorece el aislamiento en pequeñas localidades que no favorecen el asociacionismo frente a un tejido social fragmentario. Debemos estar cerca de la gente.

-Se ha aprobado la Renta Básica en Extremadura. Un logro notable.

A.G: Sí, se ha aprobado y sin el voto del PSOE, lo que es una lástima. Ya lo están disfrutando cientos de familias. Creo que el bien común es un tema prioritario, en estos tiempos por encima de personalismos e incluso de siglas. Lo que ocurre es que Extremadura es una región muy rural y esperamos que las demandas de las gentes de los pueblos lleguen a quienes toman decisiones. Uno de los grandes fallos de la izquierda española, al contrario que por ejemplo la portuguesa, es la falta de unidad, lo que ha favorecido a los de siempre.

Hablando de diversidad. Muchas mujeres feministas y gente LGTB al menos en el Centro y Norte de España se han alejado de los grupos de izquierda porque no recogían sus demandas o no de la manera esperada.   ¿Esto ha ido cambiando?

A.G: Yo aquí sí percibo ese cambio, aunque no ha sido fácil. Muchos jóvenes hicieron pegatinas diciendo que con mi ejemplo les había ayudado a salir del armario. Ocurre lo mismo con los derechos de las mujeres; aunque claro, hay más modelos presentes y más rodaje. Yo planteo que de cara al futuro planteemos un orgullo del mundo rural al margen del jolgorio de las grandes capitales. No nos importa tirar de las carrozas con tractores. La visibilidad es un paso más.

martes, 19 de agosto de 2014

Instituto Municipal de Cultura de Burgos versus Cultura

Arco de Santa María en cuyo interior se ubica la sala de exposiciones

Por Juan Vallejo

Un año más, si Dios no lo remedia, llegado diciembre, el Instituto Municipal de Cultura, IMC, perpetrará otro de sus vergonzosos eventos concediendo la sala emblemática de la ciudad, el Arco de Santa María, al pintor del Río. Este hecho, no tendría mayor significación si no hubiese adquirido carácter de eternidad a lo largo de los años, en que el organismo municipal cede anualmente, gratis et amore, la sala referida. Esta forma sistemática de prevaricar, agrede y desprecia a tantos y tantos creadores, jóvenes y no tan jóvenes, que luchan por exponer su obra en cualquiera de los espacios expositivos municipales que pagamos y mantenemos los contribuyentes. Es más: ni siquiera se contesta a sus intenciones de colgar o mostrar su obra,  sus instancias van directamente a la papelera. Este desprecio y esta desvergüenza, viene de muy lejos. 

El referido pintor monta cada Navidad su tienda de cuadros en el Arco de Santa María con el único afán de vender sus productos, lo cual, está prohibido según el Reglamento de las salas de exposiciones municipales. No se pueden vender cuadros en las salas de exposiciones municipales. Como prohibido está exponer dos años sucesivos en dichas salas.


Sí, el Reglamento contempla esto y que es a Criterio del Alcalde ceder la sala un año consecutivo. Lo que tendría explicación si la obra mereciera la pena o el evento así lo necesitara, una antología, una monográfica, etc. Pero da la casualidad de que año tras año, esta actitud repugnante del IMC, vierte su capricho sobre los bolsillos de los ciudadanos que pagan la luz, los empleados, los anuncios, etc, etc, a este pintor, alimentando estos circos que, bajo el signo del arte, tratan de satisfacer las bufonadas del personaje y sus correligionarios, dando a la ciudad un estigma seudocultural que nada tiene que ver con la seriedad que cualquier exposición requiere. Las obras se exponen recién pintadas, tiernas y sin el más mínimo criterio de seriedad.



El concejal de Cultura Fernando Gómez
Este agravio por parte de Ayuntamiento y su ínclito Concejal de Cultura, el siniestro Fernando Gómez, vertido sobre numerosos artistas, clama al cielo. No ya por el mero hecho de conculcar el Reglamento de las salas de exposiciones propiedad del Ayuntamiento, de sus vecinos, sino por las esperpénticas y siniestras muestras que se cuelgan en las paredes del Arco de Santa María, que nada tienen que ver con el arte y sí con el afán de comercializar dichos engendros que no resistirían ni una frase de cualquier ducho en pintura.
No es de extrañar pues, que la mayoría de las jóvenes y los muchachos creadores de Burgos, busquen cielos más propicios para enseñar su talento, pues quien debería volcarse con ellos, sólo lo hace con los bufones y palafreneros del Alcalde y sus secuaces; ya saben: los Cristino y compañía que inundan las plazas y paseos de chatarra, dejando Burgos hecho un adefesio que clama al cielo, pues los visitantes no dan crédito a lo que ven entre lecheras, armatostes, herreros, castañeras y quincalla sin fin.

Por cierto: este capricho de las "aparecidas" que, desde el alcalde Aparicio no tiene fin, ha propiciado un feísmo en la urbe digno de formar parte del museo de los horrores. Al lado de la Real y Antigua de Gamonal, dos artefactos del concejal pesebril, Cristino Diez, un personaje carrocero metido a ferrallista ( todo mi respeto a este gremio en donde se necesita talento y mucho oficio), muy bien descritos por este medio el 5 de agosto, que hieden. Sí, esa es la impresión que da ver las deposiciones de este individuo, que ha encontrado su forma de vivir de las arcas municipales después de nutrir la mafia del Méndez con los Peña y demás defenestrados del Concejo, aunque para ello tenga que dar vuelta a la chaqueta cada dos por tres; que presume de ir a dormir a los plenos municipales. Así durante once años: lo típico de elementos sin moral ni dignidad. Esta desfachatez, avalada por el Alcalde, no es otra cosa que el exponente más claro de la podredumbre de que está impregnado el Ayuntamiento de Burgos, cuyos concejales van alimentando, legislatura tras legislatura, la democracia más miserable de España, para deshonra de los burgaleses que con los elevadísimos impuestos que pone Lacalle a sus ciudadanos, pagan a esta caterva de vagos y vividores y los caprichos del IMC.


No contentos con el ridículo y el hazmerreír de la pretensión de Capital Europea de la Cultura, que dejó al jurado epatado con las infamias de los Cuevas, Cristinos, etc, siguen año sí y otro también, insultando al pueblo de Burgos y a sus creadores con la impresionante miserabilidad, que el Arco de Santa María exhibe con el nombre de exposición de pintura, cada Navidad.



No hay acto, festejo o movida, en donde no estén estos botafumeiros con la copa en la mano, disfrazados de artistas, llenando el ambiente de boutades y simplicidades o riéndole al Alcalde sus ocurrencias, eso sí: chupando el objetivo de las cámaras para su ego y el de su filántropo, el ex-preso Méndez Pozo, a quien tanto deben y veneran. Si no teníamos suficiente con la brutal especulación de este individuo, cuyos edificios cuartelarios deslumbran por su fealdad, hiriendo de muerte el paisaje urbano, ahora la ciudad muestra por rotondas y bulevares, los engendros del concejal Cristino. Pero no se le ocurra a usted describir este horror vacui, esta inmunda basura, porque el malabarista Lacalle le tildará de Cultureta.
El concejal Cristino Díez y su "sardina nuclear"

Qué diría el gran Maese Calvo si levantara la cabeza y viera la deposición hecha en homenaje a las víctimas del Yak 42 en la rotonda de Alcampo, o el testículo de Mahamut que pretende semejarse a una gota de sangre, en el monumento a los donantes burgaleses, embutido en un demencial sagrario en la confluencia de la calle Vitoria y Eladio Perlado.Y qué me dicen del espantoso busto que pretende ser Juan XXXIII a la vera de la Barriada que lleva su nombre.

Parece venido de ultratumba, como si le asustara el pedestal en donde le han castigado, el panorama que contempla. ¡Qué bien lo describe en estas páginas Carolina R. Tenaz! Un papa que asusta a los niños y a los adultos espanta. Cristino y sus cristinadas, intitulaba el artículo. 
Por no hablar de la inmundicia depositada en la iglesia de Gamonal, en su cabecera, único estilo gótico-alemán que existe en España, en donde este individuo ha descargado un aborto de hormigón que deja a los peregrinos sin habla. ¿No hay manera de parar estos delitos y atentados contra el paisaje y la cultura ? Alguien debe tomar cartas en el asunto y prohibir a este hombre seguir atentando contra la ciudad, sus plazas y sus calles. Y a quien se lo consiente, expulsarle de inmediato de sus competencias. ¡Ya está bien! ¿Dónde están los arquitectos, paisajistas urbanos, profesores de ética y estética, la Universidad;  estamentos que tenían que haber puesto el grito en el cielo ante este espantoso costumbrismo de llenar de fetos la ciudad? ¿O están todos vendidos a la mafia municipal? ¡Qué vergüenza! No esperen nada de la Fernán González. Ya saben: otro muermario nutrido a base de talentos.


Cabe preguntarse, qué delito han cometido los burgaleses, para que se insulte de esta manera a su inteligencia, después de vaciarles los bolsillos para pagar a estos indeseables. No se extrañen si un día aparecen Podemos, Queremos o el Sursum Corda y destierra toda esta corrupción al abismo de los engendros de donde nunca deberían haber salido.
El libro sobre los abortos que irrumpen en las calles y plazas de Burgos, está por escribir. Ardua labor le espera al que lo intente y un gran éxito comercial, pues todavía no estamos curados de espanto. El numen del concejal devenido a escultor, amenaza con otra defecación en otra rotonda; y el pintor del esperpento con abrir su tienda de cuadros de nuevo en el Arco de Santa María por Navidad. Eso sí, a costa nuestra. ¡Horreur! Avisados quedan.

martes, 5 de agosto de 2014

Cristino y las cristinadas como síntoma

Por Carolina R. Tenaz.


Atenas, Florencia y otras ciudades pueden comprenderse a través de sus escultores.  No es casualidad que Fidias, el escultor del Partenón coincidiera con Pericles en el siglo de oro ateniense, ni que Miguel Ángel arrancara junto a los Medicis el Renacimiento en la ciudad toscana.  Ambos escultores apoyados por mecenas dignos de tal nombre son la concreción plástica de la efervescencia intelectual, social e incluso espiritual de sus civilizaciones.  Sus obras son indicios que condensan y sintetizan el sentir de la sociedad que las engendra, convirtiéndose en los iconos de la democracia ateniense, en el caso del griego y del Renacimiento italiano en el del toscano.  Iconos, en definitiva, de épocas de esplendor y grandeza.  

¿Gota de sangre?
¿Criadilla de Elefante?
Emblema de los donantes
de sangre.
Trasladando esa tesis al Burgos contemporáneo, obtenemos la desoladora certidumbre de hallarnos en unas coordenadas espacio-temporales detríticas, pues no cabe duda que el escultor de cabecera de la ciudad no es otro que el sin par... Cristino Díez.  Podemos constatar que Cristino no es un mal síntoma sólo por la proliferación sin recato de obras escultóricas de mal gusto y peor ejecución.  Además es junto con su amigo y compañero José María Peña, condenado por corrupción urbanística y posteriormente indultado, la persona que más tiempo ha ocupado el puesto de representación en el Ayuntamiento de Burgos.  Este personaje, que hoy dormita plácidamente en los plenos del ayuntamiento, en el siglo XX llegó a ser incluso concejal de cultura.  En la ciudad hay quien afirma, no sabemos con qué intenciones, que ha sido tan buen político como artista, y que además domina con la misma fluidez el castellano, el inglés y el francés.  Con estos antecedentes, parece evidente que algo huele a podrido en Burgos.  
Monumento emblema de la OTAN
Monumento al derramador de sangre ajena.

Monumento al donante de sangre

Hasta que Lacalle volviera a amenazarnos hace apenas una semana con plantar una nueva cristinada, esta vez en una rotonda de Villalonquéjar,  el ayuntamiento había sido especialmente punitivo con Gamonal y sus inmediaciones, donde se concentran la mayoría de sus obras perennes.  La primera de la que tengo memoria es la del "Monumento al donante de sangre".  Esta agresión a Gamonal fue perpetrada gracias a la ayuda de numerosos empresarios de la ciudad, que curiosamente se han cuidado mucho de promover el arte del prócer burgalés en sus respectivos barrios.  A mí siempre me ha recordado al emblema de la OTAN.  Lo cual tiene su gracia porque mientras aquí es un homenaje a los donantes de sangre, en Bruselas lo es para los que la derraman.  La escultura es una recreación personal del emblema de los donantes de sangre, que está constituido por una cruz azul y una gota roja que cae.  Lo que más me sorprende de este monumento es que por las dimensiones esa gota de sangre tiene toda la apariencia de una criadilla de brontosaurio.  El truño metálico es de considerables dimensiones  vendida al peso nos podríamos quitar un pico de la deuda de la ciudad..  


Juan XXIII. El papa bueno...
La segunda de las obras perpetradas en Gamonal por obra y gracia del ayuntamiento de Burgos es la del busto de Juan XXIII.  Como hemos señalado una de las cualidades de Cristino es la regularidad.  Ya hemos dicho que en la ciudad se le considera tan buen político como escultor  Gracias a esta obra descubrimos además que Cristino domina con la misma destreza el arte abstracto y el figurativo. No era fácil conseguir que el conocido como "El papa bueno", famoso por su imagen risueña y campechana inspirara miedo.  Cristino, no solo lo consigue,  lo borda.  Hay una leyenda urbana que dice que  las mamás de Fátima y Lavaderos amenazan a sus hijos si no se duermen  o no comen la fruta no con el coco u otro personaje de ficción, sino con la imagen de Juan XXIII que Cristino modeló.   Nadie como él para inspirar pavor.   La primera vez que lo vi, dudé.  No sabía si se trataba de Torquemada o  Urtain disfrazado de papa.  Luego leí lo que viene en el pie del busto y me sacó del error.   
Aunque parezca mentira "esto" es un homenaje
a las víctimas del Yak-42.




En esta legislatura Cristino ha gozado de tiempo libre, pero para nuestra desgracia no ha desaprovechado el tiempo.  Además, como casó bien y medró mejor hace las obras gratis.  De este modo ensucia la ciudad y además hay quien aún se lo agradece.  La tercera cristinada plantada en la ciudad es el monumento situado en las inmediaciones del Centro Comercial Camino de la Plata.  Se trata de un homenaje a los militares muertos en el accidente aéreo del Yak-42.   Las familias de esos militares  fueron humilladas vilmente por Federico Trillo, ministro de defensa del Aznar quien asignó los restos mortales frívolamente al pito pito. Formalmente la escultura me parece un completo desatino.  Para empezar porque si se quiere hacer un homenaje no se hace una escultura en medio de una rotonda.  Tiene toda la apariencia de tratarse de un delirio cristiniano  de Ciencia Ficción.  Al verla no puedo evitar pensar en una especie de amenazante artrópodo alienígena.   

En todo este asunto hay margen para la esperanza.  Los tiempos están cambiando, y  lo que está a punto de nacer tendrá que hacer una relectura del régimen que ahora fenece. La proliferación de obras de Cristino el"Sardinas" no es, aunque a veces lo parezca, el anuncio del apocalipsis, sino la mejor evidencia de la arbitrariedad y corrupción moral en la política en general, y en el  gobierno del espacio público en particular.  Son el síntoma de una ciudad en crisis de valores éticos y estéticos.  Las obras de Cristino están sujetas a consideraciones subjetivas, como las expuestas aquí, pero su proliferación no.  Mientras en la ciudad hay otros artistas a los que sistemáticamente se les niega exponer en el espacio público, Cristino, se vale de su complicidad con el poder para plantar sus truños en el espacio público de las víctimas de la corrupción.  Las estatuas se eliminan con la misma facilidad que se perpetran. Los nuevos tiempos deberán limpiar la ciudad de los símbolos de la corrupción y la mediocridad y sustituirlos por otra iconografía que represente la limpieza, la honestidad, y la esperanza de ese renacimiento que ya se anuncia.