Por Burgos Dijital
El “partido de la ciudadanía”, de esos ciudadanos que abogan por los derechos exclusivos de cada individuo y que miran para otro lado cuando se pronuncia la palabra "Común", de esos que quieren seguir vendiendo nuestro país de países a la criminal Troika, ha irrumpido con menos éxito del esperado por Méndez Pozo en nuestra ciudad a pesar de que su "explosiva" labor de campaña se ha basado, dado el desconocimiento por parte de las burgalesas de su candidata Gloria Bañeres, en la “personalísima” efigie de su líder llenando la ciudad de carteles de Albert Rivera y recordando la "maravillosa" anécdota del "Naranjito" repartiendo naranjas en algún punto de la ciudad.
Con estos mimbres, con el desconocimiento absoluto por parte de los electores de su proyecto de ciudad, con una lista hecha "a dedo", Ciutadans pretendía ser el sustituto liberal del IBEX del caduco y destrozado PP. Pero nada más lejos de la realidad de las encuestas infladas en proporción a la "pasta" soltada y que, por hablar en los términos en los que tan bien se maneja esta formación, han resultado muy poco rentables al pretender cambiar las intenciones de voto.
Esta formación capitaneada por un jurista de La Caixa a nivel nacional, banco que ha fagocitado a Caja de Burgos y que va a hacer una nueva "masacre" en su plantilla sin que entre los despedidos, y siempre citando a los responsables de comunicación del propio banco, vaya a estar Albert Rivera, se ha reproducido como un virus por el resto de España desde tierras catalaúnicas. Es de aquí de dónde pace gracias a la financiación que recibe del Grupo Planeta, de La Caixa y de los grandes magnates bodegueros de La Noya. Este empuje financiero y unas cuantas oportunas y maniobradas apariciones en diversos medios de comunicación y páginas en los principales periódicos bien remuneradas han enaltecido a “su ciudadano” como una estrella del rock.
El partido que se ha nutrido de los peperos descontentos se convierte en tercera fuerza en su Barcelona natal pese a que lejos han quedado aquellos tiempos del manifiesto barcelonés de 2005, manifiesto firmado por artistas e intelectuales catalanes que exigían una sociedad más justa y que fue el germen de lo que hoy ha llegado al resto de España. Eso sí, cambiado, tamizado y deformado hasta convertirse en un remedo de típica derecha europea, tan políticamente correcta en su postura en los derechos civiles individuales como fanática en el soporte ideológico del modelo económico neoliberal, que profesan como si de una religión se tratara.
Aquí, en la tierra que muchos seguiremos sufriendo gracias al potencial logístico y tradicional del PP en los pequeños y medianos municipios y el "trafullero" reparto de una PAC que sirve para comprar voluntades, Ciutadans ha recogido con celeridad elementos tan poco sospechosos como políticos profesionales rebotados del PP en provincias como Soria o Salamanca o de individuos del búnker de tránsfugas del PRCAL en Burgos.
Ciutadans está capitaneado por un hombre del sector bancario que apostó por subir el precio de los alimentos como medida contra la crisis, es el partido del futuro para ahondar en la sociedad de libre mercado, de privatizaciones, multinacionales y grandes corporaciones del sector financiero.
Con estos mimbres, con el desconocimiento absoluto por parte de los electores de su proyecto de ciudad, con una lista hecha "a dedo", Ciutadans pretendía ser el sustituto liberal del IBEX del caduco y destrozado PP. Pero nada más lejos de la realidad de las encuestas infladas en proporción a la "pasta" soltada y que, por hablar en los términos en los que tan bien se maneja esta formación, han resultado muy poco rentables al pretender cambiar las intenciones de voto.
Esta formación capitaneada por un jurista de La Caixa a nivel nacional, banco que ha fagocitado a Caja de Burgos y que va a hacer una nueva "masacre" en su plantilla sin que entre los despedidos, y siempre citando a los responsables de comunicación del propio banco, vaya a estar Albert Rivera, se ha reproducido como un virus por el resto de España desde tierras catalaúnicas. Es de aquí de dónde pace gracias a la financiación que recibe del Grupo Planeta, de La Caixa y de los grandes magnates bodegueros de La Noya. Este empuje financiero y unas cuantas oportunas y maniobradas apariciones en diversos medios de comunicación y páginas en los principales periódicos bien remuneradas han enaltecido a “su ciudadano” como una estrella del rock.
El partido que se ha nutrido de los peperos descontentos se convierte en tercera fuerza en su Barcelona natal pese a que lejos han quedado aquellos tiempos del manifiesto barcelonés de 2005, manifiesto firmado por artistas e intelectuales catalanes que exigían una sociedad más justa y que fue el germen de lo que hoy ha llegado al resto de España. Eso sí, cambiado, tamizado y deformado hasta convertirse en un remedo de típica derecha europea, tan políticamente correcta en su postura en los derechos civiles individuales como fanática en el soporte ideológico del modelo económico neoliberal, que profesan como si de una religión se tratara.
Aquí, en la tierra que muchos seguiremos sufriendo gracias al potencial logístico y tradicional del PP en los pequeños y medianos municipios y el "trafullero" reparto de una PAC que sirve para comprar voluntades, Ciutadans ha recogido con celeridad elementos tan poco sospechosos como políticos profesionales rebotados del PP en provincias como Soria o Salamanca o de individuos del búnker de tránsfugas del PRCAL en Burgos.
Ciutadans está capitaneado por un hombre del sector bancario que apostó por subir el precio de los alimentos como medida contra la crisis, es el partido del futuro para ahondar en la sociedad de libre mercado, de privatizaciones, multinacionales y grandes corporaciones del sector financiero.
Los movimientos de Ciutadans en Burgos y Castilla y León han sido tan contradictorios que no han evitado que la derecha descontenta se haya decantado por otras opciones. El principal ejemplo de su opaca máscara se produjo cuando un representante del partido en el único debate público organizado en Castilla y León y que tenía como único asunto la recuperación del HUBU y las posturas ideológicas de cada organización sobre la Sanidad, confirmó la defensa de la Sanidad pública sin colaboración privada y su apoyo a la recuperación del HUBU. Poco más tarde el líder nacional desdijo las palabras de su candidato mientras colocaban carteles con el rostro de Albert por la ciudad. Finalmente no subscribieron el compromiso para recuperar la Sanidad y el Hospital de Burgos propuesto por la plataforma por la Sanidad Pública, y es que firmar este tipo de cosas no es habitual para una formación completamente volcada en compromisos como El Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversiones que traerá sin remisión el fracking a nuestra tierra.